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Reseñas | Technology

COVID-19 y tecnologías presentes en el 2021
November 14, 2021

La aparición del COVID-19 en el mundo y el confinamiento de prácticamente toda la población, generó que, por necesidad, se dieran saltos agigantados hacia la automatización de los procesos productivos y de comunicaciones por la autopista de la información: el Internet. Exponemos aquí algunos de los procesos que vivimos que, ciertamente, no han estado exentos de algunas dificultades; sin embargo, en lo logrado no habrá retroceso. Al contrario, todo indica que cada vez se avanza con más velocidad. Algunos datos previos importantes a considerar. Según la encuesta realizada por el Estado mexicano, “Para 2020, 91.8% de los usuarios de teléfono celular tiene un equipo inteligente (Smartphone). 78.3% de la población urbana es usuaria de internet. En la zona rural la población usuaria se ubica en 50.4 por ciento. En México, en 2020, se estimó una población de 84.1 millones de usuarios de Internet, que representan 72.0% de la población de seis años o más. La encuesta detectó que en 2020 se cuenta con 88.2 millones de usuarios de teléfono celular. Eso representa 75.5% de la población de seis años o más. Durante 2020 se estimaron 44.4 millones de usuarios de computadora, lo que representa un 38.0% del total de la población en este rango de edad. Las principales actividades de los usuarios de computadora en el hogar son: labores escolares (54.9%) -casi diez puntos porcentuales más que en 2019-, actividades laborales (42.8%) y como medio de capacitación (30.6%).” (Inegi)

Telemedicina

El alto nivel de contagio, característico del COVID-19, obligó a los centros dispensadores de salud a auspiciar la atención médica a distancia utilizando la tecnología disponible. Por ejemplo, en México el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER) impulsó una rápida respuesta para dar servicios de telemedicina basada en el uso de teléfonos móviles, tablets y aquellos casos donde se necesitaba mayor confiabilidad y estabilidad de comunicación; se usaron Kioskos Interactivos que facilitaron que los pacientes aislados a causa de las enormes posibilidades de contagio, mantuvieran contactos con sus familiares a través de videollamadas. Asimismo, se prestó mucha atención a enfermos que solicitaban consulta por la misma causa. Por otra parte, para protección del personal de salud, también se utilizaron los mismos procedimientos. La telemedicina auspició, en no pocos casos, atender a aquellos pacientes que, por ser personas vulnerables (sea por edad, por ser trasplantados o padecer enfermedades previas), eran consideradas de alto riesgo, por lo que la atención médica presencial podía ser considerada peligrosa o inconveniente. Otros institutos, públicos y privados de nuestro país, utilizaron plataformas similares o equivalentes para atender a sus pacientes, no solo del llamado Sars-Cov-2, sino de muchas otras patologías. Las actividades presenciales se limitaron entonces a exámenes que ineludiblemente necesitaban contacto entre los pacientes y el personal de salud como estudios radiográficos, exámenes de laboratorio, etc.  

Teleeducación

Además de la imposición de las consultas remotas que logró la pandemia con la medicina, otro tanto se registró en la educación. Alumnos y docentes fueron enviados a sus casas, confinados, para garantizar el  llamado “distanciamiento social”. Pero eso generaba un problema: no se debía detener el proceso enseñanza-aprendizaje de millones de niños y adolescentes porque aún, en ese momento, se desconocía cuándo se podría volver a la normalidad, y por lo tanto a las clases presenciales. Así que, similar a lo sucedido con la telemedicina, había que utilizar la web, los dispositivos móviles y las computadoras, como herramientas para cumplir con esas metas; por supuesto, eso generó varios retos y reveló la diferenciación de la población en “estratos tecnológicos” (el equivalente a las diferencias socioeconómicas, pero trasladado a la tecnología),  Por ejemplo, en la encuesta para la medición del impacto del COVID-19 en México, realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geología (INEGI), se muestra que más de 5 millones de estudiantes no concretaron su inscripción al actual ciclo escolar. En tal sentido, se  lograron inscribir 32,9 millones de alumnos, lo que representa el 60,6% de la población de entre 3 a 29 años, según el mismo estudio. Disminuir la brecha entre quienes tienen acceso a la tecnología y quienes no, es el gran reto actualmente en nuestro país.

Ecommerce

Otro de los efectos que nos impuso la llegada de la pandemia, fue el comercio por Internet o “ecommerce”. A causa  de  la enfermedad, el 20% de  las empresas que venden por la web experimentaron un crecimiento superior a 300%, solo en 2020, con respecto al año anterior. Así lo reveló el estudio realizado por la Asociación Mexicana de Venta Online (AMVO), titulado “Impacto COVID-19 en Venta On Line en México”.  El dato más alentador es que, según este mismo gremio, en 2021, 6 de cada 10 mexicanos realizarán compras por la web gracias a que favorece la comodidad de recibir los productos adquiridos en sus domicilios o lugares de trabajo. Según la misma institución, las ventas por Internet implicaron un crecimiento del 81% en 2020, con respecto al año anterior. México se acerca a la penetración del ecommerce que ya ha logrado España, por ejemplo, incremento del 11% y Estados Unidos el 16%; sin embargo, se encuentra aún muy lejos de China que se ubica por el orden del 50%.  Asimismo, los llamados “Marketplace” han cobrado terreno en nuestro país, pues se han convertido en aliados estratégicos para todas aquellas empresas que buscan posicionamiento “on-line”, que compiten con los grandes consorcios multinacionales o globales y aspiran a obtener con prontitud el retorno de inversión. Asimismo, el nuevo comprador digital mexicano es mucho más riguroso si se compara  con el presencial. Se comporta de manera más exigente debido a que encuentra numerosas alternativas que pueden llegar a su hogar o lugar de trabajo de forma más expedita. Incluso, otro aspecto positivo es la inserción de las empresas mexicanas en la globalización mundial del comercio, ya que se ofrecen productos, no solo para clientes del país, sino de todo el mundo; de la misma manera, se genera el proceso inverso: mexicanos que adquieren productos fuera del país. 

Internet de las cosas 

Es el próximo salto tecnológico que ya estamos dando. Se trata de una red de objetos domésticos o de uso cotidiano, que utilizan sensores y aplicaciones para conectarse a Internet e intercambiar información a través de la red. Para que el Internet de las cosas funcionen, se necesita combinar tres factores: dispositivos, la web y un sistema de control. Un estudio de la compañía británica Inmarsat, revela un rápido aumento del llamado “Internet de las Cosas” en el área industrial desde la aparición de la pandemia de COVID-19. Es especialmente llamativo que esta emergencia sanitaria a nivel global haya impulsado mucho más la aceleración de la implementación de procesos productivos relacionados con estos cambios tecnológicos. Según la firma CISCO Systems, en México se espera que esta nueva tecnología pueda producir ingresos por el orden de 1.6 billones de dólares para 2025. De acuerdo a datos suministrados por la consultora Statista, los mexicanos conectarán a la web unos 165.7 millones de dispositivos este año 2021. Se calcula que estarán entrelazados 184.4 millones de equipos para el año 2023. Para el 2021 se espera que este mercado se incremente en un 25%. En materia de salud, por ejemplo, está el “Internet de las cosas médicas” que ayudará a que, por medio de equipos monitoreados y enlazados, los centros asistenciales se encuentren menos congestionados, y a que más personas permanezcan monitoreadas de manera directa y simultánea, lo que permitirá una atención de salud “en vivo y  en directo”. De esa forma habrá menos carencia de información, tanto para los médicos como para los pacientes.

También se habla de los “wearables”. Se trata de dispositivos electrónicos que se incorporan a cualquier parte de nuestro cuerpo. Eso incluye relojes inteligentes, zapatos para realizar algún deporte con GPS, pulseras para controlar nuestras pulsaciones, ritmo de respiración o presión arterial; lentes inteligentes conectados a un computador y a la red, por solo mencionar algunos de los novedosos equipos. Se espera que para este año el “Internet de las cosas” genere ingresos por el orden de los 7 mil 500 millones de dólares. Entre los países con mayores ganancias se encuentran Brasil, 3 mil 294 millones de dólares, seguido por México con 3 mil 037 millones de dólares, según datos suministrados  por BID Invest, GSMA, y Frost & Sullivan. El impacto en el desarrollo productivo y económico de nuestra sociedad será innegable debido al impulso de la productividad y la lentitud de procesos analógicos anteriores será cosa del pasado.

Todo eso, en un futuro muy cercano, estará  conectado a ciudades inteligentes que enlazan a cuerpos de emergencia, con organismos de seguridad, centros dispensadores de salud, supermercados, ferreterías, sistemas de reparto o “delivery”; en fin, toda una colectividad  interconectada de una forma rápida, dinámica y eficiente que, junto a los automóviles eléctricos de conducción autónoma y aparatos aéreos totalmente automatizados, nos muestran la urbanidad de un futuro muy próximo, que si bien íbamos para allá de todas maneras, nos queda claro que automatizar los procesos de servicio de atención, es el paso inmediato a seguir.

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